Cuando una relación no está bien, el primer intento es buscar repararla, pero también pasa por la cabeza la posibilidad de terminarla. Esta decisión no resulta a veces tan simple, pues algunas personas sienten que puede ser demasiado pronto o que no han luchado lo suficiente. Aunque la decisión la toma cada persona, conviene conocer algunas pautas que podrían ayudarnos a saber que quizá, ahora sí, es momento de terminar.
Dejar una relación para muchos no es cosa fácil.
Para quien no está en una situación emocionalmente complicada, dejar una relación parecería ser cuestión de sólo tomar la decisión y marcharse, especialmente si las cosas no están bien y si no se ve que en el futuro cercano puedan cambiar.
Pero hay otras personas que necesitan (literal) estar con alguien, que sienten que necesitan a esa persona, que tienen miedo de terminar, de ser “el malo o la mala del cuento”, que dicen que cómo se van a ir si siguen amando o que francamente están en una relación codependiente y no saben ni lo que es eso.
Pensar que si alguien que está en una mala relación no la deja por que no quiere, que es una persona débil o tonta por no hacerlo o que le gusta sufrir, generalmente es de muy poca ayuda para alguien e incluso puede causar el efecto contrario si esa persona empieza a pensar de sí misma: Soy alguien tonto y débil, por lo tanto soy una persona defectuosa, por lo tanto no debo dejar a la única persona que “me quiere como soy”.
¿Se debe luchar por una relación o por el amor de alguien?
Pues eso depende contra qué o quién estés luchando y que resultado te ha dado esa lucha. Por definición no tendríamos por qué luchar, si ambas personas quieren estar juntas. Sin embargo hay quien dice que lucha contra los que no los quieren ver juntos, contra el destino o contra las adversidades. Vale, si ya decidieron que alguna de estas cosas se ha convertido en su enemigo, pues luchen. Pero juntos, no el uno contra el otro.
Pero si la lucha es porque tu pareja parece ser inestable, no parece tener mucho compromiso con la relación, es una persona emocionalmente frágil o volátil, tiene alguna adicción o es alguien a quien el tema de la fidelidad es como un estorbo (y eso a ti no te gusta), pues creo que tu lucha va para largo y los resultados no se ven muy prometedores. La idea, como dije, es que si sienten que tienen que luchar, lo hagan juntos, con el mismo objetivo y no cada uno por su lado, el uno contra el otro o que sólo uno luche, mientras que la otra persona nada más mira como la relación se va hundiendo.
Yo me quiero ir cuando las cosas van mal, pero luego se arreglan y me arrepiento.
Es entendible y de eso se aprovechan los manipuladores y otros personajes poco saludables para relacionarse con ellos. Si cuando las cosas van mal, súbitamente mejoran y eso te hace tener esperanza o dudar si la decisión de irte es buena, pues parece lógico quedarte, ¿no es así? Pero si cuando te quedas, al poco tiempo las cosas se vuelven a descomponer, es probable que vuelvas a “coger fuerza” y ahora sí estés en la decisión de irte, ¿no? Salvo que de nuevo las cosas parecen mejorar y así hasta el infinito o más allá...
Y hay quien piensa que si las cosas están mal es por una mala racha en la relación. Es posible, pero una mala racha debería ser eso, una racha y no un estado semi permanente sobre el cuál tu pareja no esté haciendo realmente mucho para mejorarlo.
Bueno pues ante lo dicho, aquí deberías ver las cosas en perspectiva. Si algo está bien, pues está bien. Si algo está mal, pues está mal. ¿Pero si algo a veces está bien y otras veces está mal? Correcto: ¡Está mal! Esto vale para un automóvil, para la salud o para una relación, por cierto.
¿Pero y si las cosas no están TAN mal?
Entonces significa que no están TAN bien. Y no porque esté sugiriendo que alguna relación debería ser perfecta, pero al menos sí digna para ambos. Como una casa: El que sea habitable, no la hace bonita y menos que se parezca a la casa de tus sueños (a menos que hayas soñado con una casa en obra negra o derruida).
Y a todo esto, ¿Cuáles son las 10 señales? Bueno, ahí van:
Considera dejar esa relación en la que estás...
Cuando ya has intentado todo y nada cambia. O cambia muy poco, sólo a ratos y el esfuerzo es mayor que el resultado.
Cuando las promesas lleguen muy tarde y las acciones nunca. Como cuando tu pareja te promete que ahora sí ya va a cambiar (especialmente cuando siente que ya te quieres ir), hace cambios que no duran o francamente se cierra a todo ofrecimiento de tu parte porque dice que nada de eso sirve (pero nunca te dice que cree que sí).
Cuando la otra persona ya no hace nada por mejorar su relación. Esto está peor, porque ya cayó en la indiferencia o, mucho peor, ha mostrado su egoísmo. De esto te das cuenta porque te dice que él o ella, no tiene ningún problema, que quien tiene el problema eres tú y que te ahogas en un vaso de agua. Que todo está bien así. No puedes esperar mucho de alguien con una perspectiva tan distinta a la que tú, e incluso otros, puedan tener.
Cuando las miles de reparaciones ya no alcanzan para sostener las paredes de tu corazón. Esto pasa cuando tu pareja hizo algo que te lastimó, te jura que ya no volverá a pasar y vuelve a pasar. Y a lo mejor tiene la intención de que así sea, pero está visto que hay algo más fuerte que su deseo y voluntad o que no tiene idea cómo pararlo. Eso tal vez necesite de un proceso de terapia y no precisamente de tu amor (o tu dignidad).
Cuando ya no quieres quedarte (aunque tampoco quieras irte). Ya de que empiezas a pensar en irte, debería ser razón suficiente al menos para tomar este pensamiento en serio. Si yo pensara mudarme de mi casa es porque quiero ir a una mejor o quiero alejarme de la que tengo, porque hay algún problema con ella. ¿Pero qué no la puedo reconstruir o remodelar? Sí claro, pero si tu remodelas y la otra persona destruye... ¿me explico?
Antes de que le odies o te acabes odiando a ti. Cuando nos quedamos luchando, por un supuesto amor o por lo que sea y las cosas van empeorando (y si están mal lo harán), es probable que al paso del tiempo empieces a acumular resentimiento contra esa persona, esa persona contra ti, o tú contra ti misma cuando cobres conciencia de que has desperdiciado mucho tiempo de tu vida en una relación que no era buena o al menos que a ti no te hacía bien.
Antes de que pase más tiempo. Cuando sientes que has invertido tanto que no quieres perder tu inversión, puedes decidir quedarte, pero no te das cuenta que al hacerlo, sigues perdiendo más y más cada día y eso probablemente pasará cuando tomas conciencia de que el tiempo, tu edad y tus oportunidades se están fugando lenta pero incesantemente.
Cuando sientes alivio de que no esté o cuando tengas miedo de que se vaya. Si cuando tu pareja no está en casa o cerca puedes hablar, opinar, reír, bailar o llevar tus rutinas más básicas sin temor al enojo, la crítica o el desprecio del otro, algo no anda bien. Tampoco es buena señal cuando la sola idea de que tu pareja se vaya te aterra al punto de angustiarse sólo por haberlo pensado. Esa puede ser una señal de codependencia y no de amor.
Cuando esa persona es lo único que tienes en la vida. Suena extraño decir esto, pero si las cosas no están bien entre Ustedes y hay señales de abuso, maltrato o egoísmo, quizá aquí aplique muy bien el refrán que dice que “más vale sola que mal acompañada”. Es hora de empezar a buscar apoyo de amigos, familia o de un terapeuta que contribuya al fortalecimiento de tu autoestima, por ejemplo.
Cuando tu única esperanza sea un milagro. No digo que los milagros no puedan ocurrir, lo que digo es que a veces ocurren de maneras distintas a como los deseamos. Quizá para ti el milagro sea ponerte a salvo y empezar una vida distinta con alguien que no sólo te diga que te ama, sino que verdaderamente sepa amarte.
¿Qué pasa si todo eso pasa, pero yo sigo "amando" a mi pareja?
Yo te respondo con otra pregunta: ¿Qué pasa si lo que más ama está dañando tu salud mental, arruinando tu vida y robándote buenas oportunidades?
¿Qué harías si lo que dices que más amas te está destruyendo como un cáncer que al principio no da síntomas y que cuando lo detectas ya es demasiado tarde? ¿Qué vas a hacer con esto?
Al final, decide tú.
No dejes que nadie decida por ti; ni amigos, ni familia, ni tu pareja, ni tu ansiedad, ni la voz de tu baja autoestima o el miedo que te da órdenes.
Decide tú, pero siempre busca lo que sea bueno y te haga bien.