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Superar las creencias limitantes y avanzar en la vida. 5 estrategias a tu alcance.

Cuando te sientes atascado e incapaz de dar el siguiente paso, es fácil culpar a factores externos. Al fin y al cabo, ese jefe de pesadilla te está haciendo pasar un infierno y ahora te da pavor salir de la cama cada mañana. O tal vez tus amigos están planeando una noche de actividades que sabes que no serán divertidas para ti, lo que significa que te sientes aún más solo cuando intentas hacer planes con ellos. En lugar de ver estos problemas como algo externo, revelan más sobre ti mismo que cualquier otra cosa. ¿Las tensiones te hacen reaccionar a la defensiva? ¿Las personas que te rodean no apoyan tu crecimiento? Intenta abordar esas emociones subyacentes en lugar de preocuparte por quién o qué es responsable de tu falta de progreso. Aquí tienes cinco sencillas técnicas para superar las creencias limitantes:

Habla contigo mismo como si estuvieras hablando con un amigo.

Tus pensamientos negativos sobre ti mismo pueden ser tan automáticos que ni siquiera los notas. Por ejemplo, puedes pensar “No soy tan bueno como los demás”, “Soy un fracaso” o “Nada me sale bien”. Trata de “atrapar” esas creencias; escríbelas y luego trata de reformularlas como si estuvieras hablando con un amigo. ¿Qué le dirías? Por ejemplo, si ese amigo te dice algo como "Siento que no soy tan bueno como los demás", es muy probable que te sientas tentado a decirle que está equivocado y que vale mucho, ¿no es así?. Pero creerá que le dices eso porque eres su amigo.

Un muy buen primer paso consiste en validar la creencia; por ejemplo, decirle algo como “Entiendo que si crees que no eres tan bueno como los demás eso te haga sentir muy mal, pero la realidad es que pienso que algunas cosas las haces bastante bien y en otras creo que tienes oportunidades de mejorar”. Eso puede sonar distinto, ¿no te parece?. ¿Qué tal que haces ese ejercicio y tratas de hablar contigo mismo de una forma más objetiva; justo como si hablaras con un mejor amigo. Cuando seas capaz de hablar contigo mismo de esta manera, no digo que cambiarás de inmediato tu forma de pensar sobre ti y tu situación, pero pienso que puede ser un inicio distinto en tu forma de relacionarte contigo. Todo inicio de un camino empieza por un primer paso, ¿por qué habría de ser diferente en ti?.

Deja de lado el comportamiento controlador y cultiva el autocuidado.

Muchas personas se hablan a sí mismas de forma negativa, lo que sólo sirve para reforzar las creencias y los sentimientos negativos. Otras, sólo están atentas a lo que hacen o no hacen los demás; siempre encuentran un motivo de queja o algo de que lamentarse en su relación con otros. Esto no sólo crea un patrón de pensamiento que puede volverse tóxico, sino que te roba tiempo para otras cosas. ¿Por qué no en su lugar intentas fomentar el autocuidado, recordándote que mereces estar bien y alcanzar el bienestar y que está bien dedicarte tiempo a ti mismo, al menos de vez en cuando. ¿Que no tienes tiempo?, es posible, por eso uno no espera a que el tiempo se multiplique, sino uno busca disponer algo del tiempo para el autocuidado. Si tú no tomas de tu tiempo para ti, algo o alguien más tomará tu tiempo para otra cosa.


No te disculpes por ser humano, como cuando cometes errores, pero siempre trata de corregir, reparar y aprender de ellos. Cuidar de ti mismo puede ser tan sencillo como dar un paseo o salir a correr en lugar de pasar el día sentado viendo la TV, navegando sin mucho rumbo por la internet o comiendo sin conciencia. También podrías pensar en algo más elaborado como buscar que te den un masaje, empezar a leer algo de tu interés, escuchar un podcast, tomar un curso o consultar con un psicoterapeuta que pueda ayudarte a abordar los problemas de fondo que están distorsionando tu pensamiento, autoconcepto y que te frenan para alcanzar tus metas.

¿Se te ha ocurrido alguna vez que realmente no necesitas estar evaluándote y comparándote a ti mismo todo el tiempo? ¿Qué tampoco deberías sentirte obligado a hacerlo con otros? ¿Qué crees que pasaría si tratas de pausar esa parte autocrítica y evaluadora de tu mente por un día? Pero no es fácil poner pausa a la mente si no la ocupas en otra cosa, así que digamos que, en lugar de evaluarte a ti mismo o criticar a otros, decides enfocarte en tus objetivos específicos, como hacer ejercicio, hacer algo que tienes pendiente, algo que has querido hacer por algún tiempo y hacer cosas amables por otras personas, incluyéndote a ti mismo. Y he dicho cosas amables por ti mismo, lo que significa que no sean sólo cosas que te den placeres del momento, sino que a mediano largo plazo, sean buenas y te hagan bien.

Hazte valer con amabilidad y confianza.

Es importante que pongas límites para conseguir lo que quieres, pero también debes hacerlo de forma que mantengas un nivel de amabilidad y respeto. Es una combinación entre humildad y dignidad. Si sólo tienes humildad sin dignidad, es posible que permitas muchas cosas, especialmente de personas que abusan de quien sienten que pueden hacerlo. Si solo tuvieras dignidad sin humildad, podrías caer en actitudes arrogantes y ser tú quien maltrate a otros. La justa combinación te permite reconocer errores, pero sentir que tienes el derecho de repararlos. Reconoces tus limitaciones y defectos con humildad, pero con la dignidad suficiente no te estancas en la victimización, porque sabes que mereces algo mejor, ¿no es verdad?.


Los límites pueden ponerse con amabilidad y siempre estando en disposición de detenerte y escuchar el punto de vista de otra persona, pero sin permitir que lo trate de imponer sobre tus necesidades.

Confiar pasa por activar tu proceso de toma de decisiones evitando procrastinar o tomar decisiones impulsivas. Es mejor entonces pedir consejo a la razón y escucharla cuando está en favor de tus intereses reales. Para mantener este nivel de confianza, cuida tu dieta, tu tiempo de sueño, descanso y cuida de tus interacciones sociales, pero también actívate y haz algo que te haga sentir que estás progresando. ¿Qué tiene que ver esto con las creencias limitantes? Bueno, si permites que otros pasen sobre de ti, abusen de tu tiempo o te traten como si no fueras importante, estás reforzando la creencia de que no eres alguien que es como todos; un ser valioso. Si te permites estancarte, no te moverás mucho y lo que no se mueve es como si no tuviera vida; te sentirás como si ya hubieras muerto, sólo que en vida.

Encuentra la inspiración que te ayude a desarrollar tus objetivos.

A veces no resulta sencillo moverse porque nos sentimos atascados por esas creencias limitantes. ¿Para qué moverse si sientes que no vale la pena o que no hará alguna diferencia positiva, no es verdad? El inicio del camino a veces pasa por encontrar a alguien o algo que te inspire para seguir adelante. Busca un artista, un escritor, un amigo o un familiar que te anime y acércate a su trabajo, sus conversaciones, su pensamiento o su compañía para que te siga inspirando. No hay mejor manera de inspirarse que encontrar a alguien que haya superado dificultades antes. Observar los obstáculos a los que se enfrentaron y superaron puede ayudarte a sentirte menos solo en tu situación actual, no porque el camino de otro sea igual al tuyo, sino para darte cuenta que todos hemos superado retos y enfrentado desafíos en el camino de crecer, aunque no sean los mismos, aunque los tuyos puedas verlos no tan importantes comparados con los de otros o sientas que son los más grandes a los que te has enfrentado jamás.


¿Y si la inspiración no llega? Bueno, entonces recuerda el compromiso que tienes contigo mismo de hacerte cargo de tu vida y alcanzar tus objetivos. El compromiso de cuidarte y procurarte bienestar, mientras te mueves hacia el logro de tus metas. La inspiración a veces llega en el camino, cuando ya hemos avanzado y nos damos cuenta lo que hay en él y entonces necesitamos hacer ajustes. La inspiración muchas veces proviene de la necesidad de hacer cambios, de reparar o mejorar algo que ya existe.

Escucha y atiende a tus emociones.

La clave para salir del estancamiento es identificar y abordar las emociones subyacentes que están creando el bloqueo. Esto significa identificar los pensamientos que están alimentando la creencia, el comportamiento (o la falta de él) y las actitudes que ayudan a alimentar esas creencias. Por ejemplo, el miedo que te impide avanzar o te hace huir. La tristeza que te lleva a aislarte, o el enojo constante, que lo que busca es protegerte cuando te sientes vulnerable y que hace pensar a todo mundo que tienes mal carácter. A veces pasas por caer en lo que se llama un “razonamiento emocional”.

Esto sucede cuando concluyes que: “Si me siento fracasado, debo ser un fracaso”, “Si me siento enojado, es porque todo el mundo es injusto conmigo” o “Me siento culpable, por lo tanto debo ser una mala persona”.

Siempre puedes observar y reformular esas creencias y comportamientos de una manera que sea menos limitante, ayudándote a avanzar poco a poco y a alcanzar tus objetivos. Este es un proceso que requiere tiempo y esfuerzo, paciencia y perseverancia, pero también acción y determinación. Sin embargo, la recompensa merece la pena. Cuando superas el estancamiento, cuando vas cambiando esas creencias limitantes acerca de ti mismo, te sientes más confiado, empoderado y más capaz que nunca. Podrías ahora mismo reformular esos pensamiento a algo como esto: “Me siento fracasado, debo esmerarme para desarrollar nuevas habilidades o estrategias”, “Me siento enojado, hay algo que el enojo quiere mostrarme y que probablemente me duele; parece que debo empezar a poner límites”, “Me siento culpable, quizá debo pedir perdón, reparar y evitar volver a lastimar así a otros, si es que eso es lo que he hecho”.

En pocas palabras.

Es importante que para empezar te aceptes tal y como eres, porque hoy mismo no serás diferente, pero sin dejar de avanzar hacia tu objetivo. Para liberarte de la autocrítica y las creencias limitantes, debes verte de forma realista y verte tal y como eres en el momento presente, porque así eres hoy y eso te coloca ante muchas posibilidades de mejorar todo lo que no te resulte favorable. Cuando empieces a aceptarte a ti mismo como la materia prima que tienes en tus manos, podrás decir: "Reconozco que no soy perfecto, como todas las personas, pero puedo manejarlo. Puedo reparar mis errores; puedo manejar mi frustración y puedo trabajar para mejorar. Siempre puedo corregir, reparar o incluso adaptarme, en lo que encuentro un mejor camino”.




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